a veces decías cosas que yo no entendía:
- quiero una finca.
- vamos a nombrar gallinas con capitales o paises.
- no quiero casarme nunca.
y yo le tenía miedo a ese zigzag.
le tenía miedo a tus plurales.
a tus pausas.
a las salidas.
aunque las entradas dolían más.
había algo denso en todo lo que salía de tu boca.
- quiero leer.
- quiero nadar.
- quiero ir al perú.
todo parecía pequeño.
todo parecía muy grande para mis pies.
un mapa quebrado de huidas.
una página en blanco con preguntas.
un rompe cabezas: tuyo.
sólo tuyo
y de nadie más.
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